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Seguridad: servicio prioritario

La seguridad en el hotel es uno de los temas que más preocupa a los viajeros y un factor decisivo a la hora de escoger un destino. Descuidar este aspecto puede suponer problemas de reputación, económicos y jurídicos, además de provocar una caída significativa en el número de clientes.

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La seguridad es uno de los aspectos indispensables para que un alojamiento mantenga una reputación intachable. Contar con un espacio en el que tanto los huéspedes como sus bienes estén seguros es un factor clave en su proceso de decisión. Por lo tanto, prestar atención a este punto puede hacer que las reservas aumenten, pero ignorarlo puede llegar a suponer un gran problema para el alojamiento.

Un hotel cuenta con muchas peculiaridades entre las que destacan el elevado número de personas que confluyen a lo largo del día entre huéspedes y personal fijo y temporal, así como el elevado número de puertas, escaleras y pasillos existentes. Todo ello puede dificultar prestar un servicio de seguridad bueno si no se dispone de equipos tanto técnicos como humanos que funcionen de una manera efectiva y con una visión de 360º. 

Respecto a los posibles delitos a los que hay que prestar atención, según Prosegur, destacan los robos y hurtos (tanto por parte de personal como de clientes y/o terceros que se hacen pasar por estos) en habitaciones y zonas comunes; el uso de tarjetas de créditos robadas, cheques falsos o falta de pago de los servicios recibidos; el robo de información personal de clientes (económica y personal); el lenocinio o la violencia entre los clientes o hacia los trabajadores, en ocasiones derivada de un consumo excesivo de alcohol, habitual en contextos lúdicofestivos como los periodos vacacionales, etc.

Un hotel cuenta con espacios muy diversos en los que las amenazas adquieren diferente magnitud, por ejemplo, el robo por terceros ajenos al hotel es mucho más sencillo en zonas comunes de trabajo o salas de conferencias que en una habitación, donde el acceso o la apertura de las cajas fuertes requiere de otras habilidades más específicas. Por ello, se hace indispensable realizar un plan de consultoría de seguridad para analizar en detalle las características y necesidades particulares, estudiando cuáles son los puntos fuertes y en cuáles se debería reforzar la protección. Si ello además se acompaña de servicios de seguimiento y análisis de inteligencia adaptados a la realidad de cada lugar, teniendo en cuenta cuestiones como la ubicación, las nuevas tendencias o terceras variables ajenas al negocio pero que pueden impactar en el mismo, se reforzará la actividad preventiva con conocimiento y alertas tempranas.

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