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Círculo de Luz, la alfombra de Gancedo inspirada en Aurèlia Muñoz

La línea de tiempo que une el pasado y el presente de Gancedo se desdibuja cuando hablamosde Aurèlia Muñoz (Barcelona, 1926-2011) y su obra. La artista ha estado
irremediablemente vinculada a la editora
textil desde sus primeras exposiciones en
los años 60 hasta su resurgimiento en los
últimos años de la mano de museos de la
talla del MOMA de Nueva York.

Ahora, es nuevamente protagonista de la historia de la firma textil, pero esta vez, como fuente de inspiración para la confección de una alfombra icónica. La alfombra Círculo de Luz –Gancedo by Aurèlia Muñoz- toma su nombre de uno de los dibujos de Aurèlia.

Inspiración
La pintura y el dibujo supusieron el punto de partida de la vía de expresión de Aurèlia Muñoz.

En su taller, estos dibujos formaban parte de uno universo artístico inspirador en el que la idea de reinterpretarlos por medio de la edición textil, resultaba tentadora. La directora de arte de Gancedo, Emmeline Gancedo, no pudo evitar sentirse seducida por esta obra pictórica, y el concepto de que un dibujo se materializara como una alfombra única y espectacular fue tomando forma.

A principios de los años sesenta, Aurelia Muñoz realizaba dibujos y acuarelas geométricas y multicolores, inspiradas en la obra de Paul Klee, Kandinsky y otros artistas constructivistas rusos. Algunos dibujos eran proyectos de tapices de patchwork o bordados, y otros eran propuestas para realizar tejidos estampados, algunos de los cuales presentó a la casa Gancedo en Barcelona.

Así surgió la pieza Círculo de Luz, un homenaje a Aurèlia Muñoz que refleja su propuesta en otro elemento textil como hasta ahora no se había hecho nunca.

Este dibujo de 1964, que la artista llamó Círculo de Luz, muestra un gran círculo que podría ser el sol, un rombo que vuela como una cometa, y una serie de bloques con acabado de zigzag que serían como unas casas. En la parte derecha, hay tres figuras rectangulares alargadas, tres personajes estilizados. Estos temas son recurrentes en su obra posterior: las cometas, los personajes, reyes o actores de teatro, las formas geométricas básicas. Los colores, de suaves tonos azules, verdes, grises y pardos eran escogidos por la artista como “colores románicos”, que han resultado ser atemporales, o, incluso, cercanos a las tendencias actuales.

Para la confección de la alfombra, se esbozó el dibujo en técnica digital y con las recomendaciones de Silvia Ventosa, hija de Aurèlia Muñoz y albacea de su obra, y la experiencia de Emmeline sobre el color, se seleccionaron cuidadosamente cada uno de los pompones de las lanas que compondrían esta creación –hecha a mano con la técnica tuffting–, manteniendo cada uno de los matices presentes en el diseño original.

Finalmente, se hizo el diseño por ordenador y se confeccionó una edición limitada numerada de tan sólo 10 alfombras, obras de arte que son fiel reflejo de la obra de Aurèlia.

Su tamaño es de 160×230 cm.

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