Alimentación y bebidas

Chozas Carrascal lanza Rose Marine 2018

La Bodega Chozas Carrascal se encuentra inmersa en su primer relevo generacional. Se trata de la llegada y puesta en activo de la segunda generación de la familia López Peidro y con el que se prevén importantes novedades y cambios en el seno de la bodega.

Desde que 1990 el matrimonio formado por Julián López y María José Peidro fundaran la bodega, el reconocimiento y el prestigio de la casa ha ido creciendo paulatinamente. La bodega, que ostenta la Denominación de Origen de Pago Chozas Carrascal, ha sabido buscarse un hueco entre los grandes productores de la comarca de Requena gracias a su apuesta por las elaboraciones especiales y de largo recorrido. Chozas Carrascal queda ahora en manos de sus dos hijos Julián y María José, que se encargarán de imprimir su sello a través de las nuevas cosechas.

Aunque el tránsito de generación se inició en 2017, ha sido ahora con la cosecha 2018 cuando todos los vinos de la bodega llevarán el sello de Julián López hijo, un joven enólogo y viticultor de apenas 28 años que se ha formado en la escuela de viticultura y enología de Montpellier y trabajado en bodegas como Mouton Rothschild y Mouton Cadet en Burdeos.

Rose Marine 2018, primer embotellado de la segunda saga familiar

El cambio generacional se traslada hoy al vino con una nueva marca, Rose Marine 2018, un vino rosado 100% garnacha de una de las viñas más preciadas de la finca, El Pedregal.

La parcela se encuentra a más de 840 metros de altitud, una de las más altas de la comarca y se caracteriza por poseer unos suelos pedregosos extremadamente calizos. Se trata de un vino rosa pálido, muy fino, con una gran riqueza aromática; hierbas silvestres y ligeros matices florales. Para crear este rosado, Julián ha desarrollado una crianza sobre lías de más de seis meses, lo que le confiere una boca con mucho volumen y grasa que lo acerca a la línea de rosados más vinculados a la gastronomía.

Rose Marine nace en una cosecha, la 2018, en la que los nervios de los viticultores estuvieron en todo momento a flor de piel. Se trata de la cosecha más tardía de cuantas se recuerdan, el año fue inusualmente fresco y el calor tardó en llegar. Esto favoreció una maduración lenta, todo un deleite para los viticultores. Sin embargo, llegaron lluvias próximas a las fechas de vendimia y hubo que tomar decisiones arriesgadas a la hora de decidir el momento óptimo de recogida. Por suerte, la vendimia se realizó sin incidentes y se pudo aprovechar las bondades del año. La cosecha 2018 se puede apreciar en el vino a través de la riqueza y sutileza de sus aromas y también a través de una excelente y refrescante acidez que actuará como aliado para este nuevo vino.

Con la incorporación de Julián y María José, se inicia una etapa de cambio en el que no sólo se espera mantener el prestigio y legado heredado de sus padres, sino en el que además se contempla incorporar nuevas elaboraciones que ayuden a crecer el nombre de Chozas Carrascal. De momento, a nivel de bodega, ya se han dejado notas los primeros avances a través de la adquisición de varios fudres en los que elaborar vinos donde lo más representativo sea el marcado carácter mediterráneo de la zona, intentando que el proceso de elaboración sea lo menos relevante para alzar el paisaje como auténtico protagonista de las elaboraciones que han de llegar.

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