Existen lugares mágicos en el mundo por diminutos que sean; lugares de ensueño en los que la naturaleza orquesta un paraíso en el que mimetizarte. Y en uno de estos puntos, en la fascinante isla de El Hierro, se halla el Hotel Puntagrande, cuya ubicación y características lo hacen único. Rodeado por el océano Atlántico, se encuentra situado sobre una lengua de roca de lava.
“Desde sus habitaciones se escucha la música de las olas; el sonido del viento puede llegar a traspasar las paredes construidas con piedra volcánica”, describen sus propietarios, Paula y Davide Nahmias.
Asimismo, la particularidad del establecimiento radica en que en 1984 entró en el Récord Guinness como el hotel más pequeño del mundo. Actualmente, cuenta con cinco habitaciones y dos apartamentos, lo cual ayuda a crear un ambiente acogedor para que el huésped se sienta como en casa. Tanto es así que se han llegado a crear verdaderos lazos de amistad.
“Cada mañana servimos un rico y completo desayuno –explican sus dueños–. Existen bufés en la mesa de cada pareja, lo que convierte el momento en algo más íntimo y singular. Después, ofrecemos rutas para conocer la isla. El huésped se siente mimado y acompañado durante su estancia, incluso tienen nuestros números de teléfono en caso de necesitar ayuda en cualquier momento”.
Así pues, el éxito de este pequeño pero gran establecimiento se encuentra en la desconexión que ofrece del estrés diario. No dispone de televisión ni de radio y su entorno, lo más parecido al fin del mundo, invita a despojarse del teléfono móvil y a deleitarse de las maravillas que lo rodean.
Fue un flechazo. Nada más llegar a El Hierro en 2018, Paula y Davide se enamoraron de la isla y del Hotel Puntagrande. “Nos propusimos convertirlo en lo que merecía, un hotel de lujo sostenible. Los antiguos propietarios buscaban a alguien que quisiera continuar con el sueño que ellos habían empezado a hacer realidad y visionamos lo que podría llegar a ser”, comentan y añaden: “Era el hotel más pequeño del mundo y lo introdujimos inmediatamente en todos los portales de reserva. La acogida por parte del público fue increíble y empezamos a recibir reservas sin parar. Así, hasta hoy”.
Paula y Davide Nahmias explican que el edificio entero es totalmente sostenible al haber sido construido con piedra volcánica. “Desde nuestra llegada hemos ido reformando el hotel -continúan- incorporando elementos naturales, tales como madera, amenities reciclables y biodegradables. Evitamos el plástico y el papel. Por ejemplo, para el WC usamos un papel higiénico de bambú totalmente biodegradable y cada semana viene un camión cisterna a vaciar la fosa séptica para no arrojar absolutamente nada al mar”. Por todo ello, han conseguido certificados que confirmar su apuesta por la sostenibilidad tales como el DCA.
Además, el cuidado por el medio ambiente también lo han materializado introduciendo los textiles sostenibles de Resuinsa, “un elemento más para contribuir a la sostenibilidad del hotel”.
Además de dormir prácticamente en mitad de la inmensidad del océano Atlántico, los elementos arquitectónicos del edificio han sido preservados y mejorados por sus actuales propietarios. De hecho, en noviembre de 2018, el hotel fue catalogado Bien de Interés Cultural (BIC) del Gobierno de Canarias.
Por todo ello, la pareja de dueños detalla que se trata de “una experiencia única, sobre todo, cuando las olas que nos rodean alcanzan su máximo apogeo y envuelven el hotel”. La vivencia se completa con el museo naval que alberga, ya que toda la decoración del Hotel Puntagrande y sus habitaciones contienen objetos únicos de antiguos barcos. “Una gran parte de ellos ya estaban aquí a nuestra llegada, pues el antiguo propietario, Lamberto Wagner, es un coleccionista de este tipo de objetos. Otros los hemos ido adquiriendo en subastas y buscando en diferentes lugares, contactando con expertos, etc. Hay mucha historia dentro de cada uno de los objetos de este pequeño rincón”, cuentan.
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