Por Isabel Fernández
En el mercado actual existe una amplia variedad de opciones desechables o monouso disponibles: utensilios y menaje de cocina y mesa, servilletas y mantelerías, envases para llevar… Es importante analizar detenidamente las características de cada producto para seleccionar aquellos que se adapten mejor a las necesidades específicas de cada negocio en términos de calidad, durabilidad y coste, pero también de sostenibilidad.
La mayor concienciación ambiental de los consumidores y la obligatoria adaptación a un nuevo contexto legislativo ha acelerado la marcha hacia unos productos monouso más ecológicos. Los fabricantes de esta clase de artículos llevan años innovando en esta industria, integrando procesos, prácticas y materiales que minimizan el impacto de su actividad en el medio ambiente.
Tras directivas anteriores de la Unión Europea (UE) en la que se prohibía el uso de cubiertos, platos, pajitas, agitadores de bebidas, vasos de poliestireno y tapas de plástico en todos sus países miembro, así como el cobro obligatorio de los recipientes plásticos de un solo uso a los consumidores, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea dieron el año pasado un paso más en la revisión de la directiva sobre envases y residuos de envases. El acuerdo contempla un endurecimiento de las normas con el fin de reducir los desperdicios e impulsar el reciclaje. Entre los objetivos que se marca está acabar con el “empaquetado excesivo”, reduciendo la cantidad de envases un 5% en 2030, un 10% en 2035 y un 15% en 2040 con especial énfasis en los desechos de plástico. Esto implica que los fabricantes deberán buscar alternativas que permitan empaquetar productos de manera más eficiente, minimizando tanto el peso como el volumen de los envases. Además, la normativa adopta una postura firme contra el plástico desechable. A partir del 1 de enero de 2030, quedará totalmente prohibida la comercialización de productos en envases de plástico de un solo uso. Esta medida busca abordar uno de los mayores desafíos ambientales de la actualidad: la contaminación por plásticos, especialmente en los océanos y el medio ambiente natural. Otro aspecto crucial de la legislación es la promoción del reciclaje. Se establece que todos los envases deben ser reciclables, lo que fomentará la adopción de prácticas de gestión de residuos más sostenibles. Además, se garantiza un contenido mínimo de material reciclado para los envases de plástico, lo que contribuirá a cerrar el ciclo de vida de estos materiales y reducirá la dependencia de recursos naturales no renovables.
Una de las prohibiciones que llegará a partir del 1 de enero de 2030 son los envases de un solo uso en miniatura para hoteles: desde esa fecha ya no se encontrarán en la habitación botellitas de champú, gel, cremas, entre otras, y bolsitas que contengan pastillas de jabón en miniatura. La norma establece la prohibición de “productos cosméticos, higiénicos y de aseo de menos de 50 ml si se trata de productos líquidos o de menos de 100 g si se trata de productos no líquidos”.
Al tener cada hotel o restaurante necesidades diferentes, es difícil enumerar qué productos monouso son más frecuentes en horeca. De esta manera, cuando se compran artículos para catering, por ejemplo, se piensa en una combinación entre precio, calidad, diseño y funcionalidad. En cambio, al adquirirlos para take away o delivery, se tendrán otros requerimientos, como que sean soluciones rápidas y eficientes. Por tanto, la oferta de productos desechables en el mercado es extensa: servilletas, manteles, platos, cubiertos, vasos o bandejas, pero también packaging para el delivery o take away o pequeños contenedores para servir tanto alimentos como bebidas en cócteles.
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