La historia de la albillo mayor en Bodegas López Cristóbal se remonta a 1982, cuando Santiago López plantó, en una hectárea de su finca La Linde (Roa, Burgos), 14 clones diferentes de esta variedad, enmarcados en una investigación que se llevaba a cabo en la Estación Enológica de Castilla y León para la recuperación genética y la selección clonal de las variedades tradicionales de la zona.
Con este viñedo tan especial es con el que el hijo de Santiago, Galo López Cristóbal, actual bodeguero, elabora hoy su atípico vino blanco de albillo mayor. Un vino monovarietal que recoge la enorme diversidad clonal de la zona y sirve de testigo del potencial enológico de esa Ribera blanca que tanto está dando que hablar.
La albillo mayor ha sido, desde siempre, el gran secreto de la Ribera del Duero. Presente en la zona desde la Edad Media, era ese “toque” que aportaba identidad a sus rosados y tintos. Desde el 2019, esta variedad está acogida a la DO Ribera del Duero y los vinos elaborados a solas con ella han comenzado a destacar en el panorama blanco actual, cosechando excelentes críticas. Una uva que bien trabajada desde el viñedo y cosechada en su momento óptimo está demostrando ser el alma de grandes blancos de guarda.
López Cristóbal Albillo Mayor 2021 es un vino de perfil gastronómico creado para perdurar en el tiempo. La mayoría de las uvas de este vino proceden de viñas de 30 años del viñedo La Linde, donde dominan los suelos calizos, aunque en su ensamblaje participan también uvas de cepas cincuentenarias, produciendo cada año un número de botellas que no excede de seis millares.
Fermenta en barrica y se cría en contacto con sus lías en esas mismas barricas durante tres meses, y después pasa tres meses más en la botella, para terminar de redondearse.
Es un vino fresco, elegante, profundo y con alma de guarda, que muestra cómo el paso por madera convierte a esta variedad en brillante y expresiva.
En nariz presenta notas minerales, conjugadas con toques cítricos y de fruta blanca, que conviven en armonía con agradables matices balsámicos.
Equilibrado en boca, se muestra vivaz, bien armado, untuoso, con una equilibrada acidez y un final largo y persistente.
Su personalidad ya hizo ganar a esta añada un Baco de Oro en su edición 2022, cuando acababa de ser embotellado, aunque Galo López asegura que su mejor perfil lo mostrará con unos años más en botella.
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