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Lagula Arquitectes diseña el nuevo edificio del ‘wellness centre’ del hotel Camiral Golf

El diseño se ha inspirado en la tradición paisajística japonesa

Fotos: Pol Massip

El estudio de arquitectura Lagula Arquitectes ha realizado el nuevo edificio Wellness Centre del lujoso hotel Camiral Golf & Wellness, ubicado en Caldes de Malavella (Girona).

El nuevo edificio, que cuenta con cerca de 1.500 metros cuadrados, está formado por dos pabellones y se ha construido con una materialidad austera, muy vinculada a la naturaleza que lo rodea. A la esencia mediterránea de su privilegiado enclave, Lagula Arquitectes le suma una inspiración en la tradición paisajística japonesa. El resultado es un diálogo entre lo bello, lo pintoresco y lo sublime.

Lagula Arquitectes hace alusión a estas tres categorías dentro de la tradición paisajística japonesa, definidas por Charles Moore, uno de los arquitectos paisajistas de mayor interés del siglo XX, para referirse al edificio de Wellness Centre Camiral. ‘Shibui’, decía Moore, alude a la belleza natural inalterada; la tranquila soledad en un entorno natural sería sugerida por el wabi y, finalmente, el sabi se relaciona íntimamente con una cierta simplicidad rústica.

Desde una sensación de austera intimidad, protegida en un pabellón en un jardín, se busca aprehender el paisaje lejano inalterado, las vistas sobre el macizo del Montseny y la sierra de Les Guilleries.

Un edificio que nace como parte del paisaje

El edificio nace como parte del paisaje, a la vez que se relaciona con el volumen preexistente del hotel.

Reinterpreta la geometría curva del proyecto original, disolviendo su límite con el paisaje, al recurrir a materialidades y geometrías propias de las lógicas agrícolas de los bancales y plantíos.

En su construcción de un límite difuso, altera el edificio preexistente, que ha modificado en parte su programa para adaptarse a una nueva realidad.

Un auténtico edén privado para sus ocupantes

Los diversos rincones del edificio responden a la diversidad de sensaciones de sus ocupantes, buscando momentos de mayor o menor intimidad, de relación con el exterior y vistas lejanas o de privacidad, de abrigo y de conexión personal con la naturaleza. Dos espacios concatenados vinculan las áreas privadas, con la total personalización de los tratamientos y de los procesos personales de sanación.

El momento del tránsito hasta la zona de aguas se realiza atravesando un pequeño jardín protegido por un muro, como un edén privado, en el proceso de acomodar los sentidos. A semejanza de los pabellones de los jardines japoneses, apenas una pérgola y un cerramiento mínimo te devuelven la sensación de estar inmerso en la naturaleza. Al acceder a él, el pabellón termal y la zona de aguas se desvela como un espacio de calma, de shibui, de contemplación en la naturaleza.

Sensación natural, con predominio de materiales Km 0

El edificio se incorpora a su entorno, utilizando los materiales propios del lugar, incluso tratando disfrutar de sus cualidades más etéreas, ambientales. Se han seleccionado materiales locales, las sólidas e irregulares piedras de los “marges”, los tradicionales remolinados blancos, la piedra arenisca de los pavimentos o la madera de las zonas más íntimas.

Esta paleta de materiales, en su mayoría de kilómetro cero, se fusiona con las sombras irregulares de las pérgolas, recuperando la sensación de naturalidad propia del bosque de la comarca de La Selva.

Es en el punto de junta entre los dos pabellones donde se entiende perfectamente la lógica formal del edificio. Su vinculación con la naturaleza, su materialidad austera, donde las cualidades de la sombra efímera de las diversas plantas se mezclan con la plácida solidez de la piedra, recuperando la sensación de eternidad en el paso del tiempo, “como al contemplar un toko-no-ma en el intemporal palacio de retiro imperial Katsura, en Kyoto (Japón)”, puntualizan desde Lagula Arquitectes.

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