
La European Environment Agency indica que los edificios y la construcción representan más del 30 % de la huella ambiental de la Unión Europea y alrededor del 35 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del continente. Por tanto, para que la agenda de descarbonización y de economía circular tenga sentido, es imprescindible actuar en el diseño, la fabricación, la elección y la disposición al final de la vida de los materiales de construcción y decoración.
El interiorismo adquiere un papel determinante para garantizar entornos saludables y responsables. Las tendencias actuales, como el healthy design o la well being architecture, ponen el foco en cómo los materiales, la iluminación o la disposición de los espacios influyen directamente en la salud física, emocional y social de las personas. Por ello, diseñar interiores que respeten el medio ambiente reduce la huella ecológica de un proyecto, al mismo tiempo que crea lugares donde se respira bienestar, se favorece la concentración y se mejora la calidad de vida.
La necesidad de desarrollar soluciones innovadoras frente a los desafíos del cambio global ha posicionado al diseño sostenible como una herramienta estratégica clave. Más allá de una elección ética, actualmente representa un enfoque tangible y efectivo para mitigar el impacto ambiental y generar un impacto positivo e integrar armoniosamente la intervención humana en la naturaleza. Por tanto, el diseño sostenible se presenta como una necesidad estratégica ante la crisis climática global.
No basta con optimizar el uso de energía en los edificios, sino que hay que centrar también la mirada en la huella embodied o incorporada al material, hacia la durabilidad, reparación, reutilización y reciclado. Esta transición material se convierte en un vector estratégico tanto para cumplir con las normativas emergentes –de emisiones, residuos, sustancias peligrosas…– como para gestionar la presión de los proveedores, clientes y certificaciones que ya valoran los impactos ambientales y los ciclos cerrados de materiales.
Los fabricantes de contract no escapan a esta transformación, ya que los productos que realizan representan un componente significativo en el coste ambiental y material de sus proyectos. La oportunidad de introducir materiales reciclados, de reutilizar y de minimizar residuos es hoy esencial, ya que su uso constituye una palanca clave para reducir la huella de carbono del sector, cumplir con las normativas nacionales y europeas, a la vez que se produce un valor añadido (diferenciación, reputación, ahorro de costes a medio-largo plazo…).
Por ello, arquitectos y diseñadores de este sector tienen en cuenta los green contract materials a la hora de realizar sus proyectos.
Para construcción y acabados, el hormigón reciclado es una alternativa muy sostenible. Asimismo, hay que optar por productos con bajos compuestos orgánicos volátiles (COV) como las pinturas y barnices ecológicos para reducir el impacto en la calidad del aire interior. También es una buena opción priorizar materiales como la piedra natural de canteras locales para reducir la huella de carbono asociada al transporte. Además, la paja, arcilla, tierra y micelio son materiales de bioconstrucción que pueden usarse en proyectos más innovadores.
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