Reportajes

Fitness en el hotel

Con mucho potencial

La planificación de zonas fitness no era primordial hace años, pero hoy en día es fundamental para que los huéspedes se sientan cómodos, motivados y puedan exprimir todo el potencial del gimnasio. Ello reportará más beneficios al hotel, y los clientes se sentirán más contentos y valorados.

Por Isabel Fernández

Según una encuesta de Hoteles.com, el 44% de las personas está dispuesta a pagar más por un hotel que ofrece un gimnasio. Otra investigación de TripAdvisor encontró que el 52% de los viajeros prefiere los gimnasios de los hoteles para hacer ejercicio durante las vacaciones. Por ello, muchos hoteles trabajan para mejorar las instalaciones y los programas de fitness que se ofrecen en sus instalaciones.

La elevada competitividad actual de los gimnasios dentro de espacios en los hoteles, unida a las cada vez más exigentes demandas de los huéspedes, ha producido un mayor foco en el diseño de los espacios. Tradicionalmente, las áreas de fitness de los hoteles no consideraban la distribución de los espacios como una parte integral a la hora de lanzar una instalación. Actualmente esto ha cambiado y se tienen en cuenta aspectos como un correcto uso del color, la ventilación, la iluminación y la distribución de los espacios de un gimnasio, dando como resultado crear una atmósfera fundamental para mantener a los huéspedes motivados. Un concepto que se usa hoy día a la hora de diseñar un gimnasio es el zoning, que se basa en crear distintas áreas, cada una con un propósito definido, de tal manera que facilite la participación de los huéspedes, la creación de grupos o comunidades.

Cuando se decide en dónde estará ubicado, se debe considerar su aforo medio y máximo en función del uso que se le vaya a dar. Por tanto, el primer paso que hay que tener claro es: ¿de cuánto espacio se dispone en el hotel?, ¿cuál es el aforo máximo permitido en el gimnasio? y ¿cuál es la expectativa respecto al potencial número de huéspedes? Para realizar un correcta proyección, una buena aproximación va de 1,2 a 1,4 personas por metro cuadrado construido. Hay que tener en cuenta que estos números son alcanzables siempre y cuando al menos el 65% de toda la superficie esté destinada a zonas de producción como salas de musculación, de fitness, saunas e, incluso, piscina, etc. Teniendo este dato claro, más los metros cuadrados de los que disponga la sala, se repartirá mucho mejor el espacio. 

Un enfoque centrado en el diseño tiene un impacto positivo en la experiencia de los usuarios, en cómo se sienten cuando están en el hotel y, a su vez, esto se traduce en mayores beneficios. Este concepto es de suma importancia, puesto que antes se medía la rentabilidad de un gimnasio por la cantidad de equipo que había por metro cuadrado. En la actualidad, el aplicar el diseño por zonas permite que el gimnasio sea estéticamente más agradable, menos intimidante y elimina la confusión. Esto se traduce en una mayor comodidad para el huésped. Por este motivo, con el objetivo de realizar la distribución de los espacios de la forma más óptima posible, el siguiente paso que hay que realizar es plantearse qué actividades se van a practicar y las necesidades que plantea cada una.

La zona de estiramientos debe estar lo más cercana de los vestuarios, ya que debe ser el primer lugar y el último en el que esté el usuario durante el entrenamiento. Toda esta área debe de estar cubierta de alguna de las variantes de suelo de gimnasio, tener espalderas, balones de yoga y estanterías para poder almacenar otros accesorios, como por ejemplo cintas elásticas. En esta zona, dado que una de las posturas más habituales durante los estiramientos es tumbado boca arriba, se debe evitar una iluminación muy potente para no cegar a los usuarios. También ha de ser un espacio tranquilo y calmado donde los huéspedes puedan relajarse haciendo ejercicios de estiramiento y puedan relacionarse con instructores u otros.

La zona cardiovascular debe ir en un mismo espacio dado que se trata de máquinas que van conectadas a la corriente eléctrica (y en los aparatos más modernos a Internet o algún programa de monitoreo centralizado). Entre la maquinaria podemos encontrar la cinta de correr, la bicicleta estática, la bicicleta elíptica o la máquina de remo, entre otras. Ha de comunicar de manera natural y cómoda con las demás zonas. Los equipos deben de permitir suficiente espacio entre ellos y respetar las zonas de paso. Es muy importante que esta zona disponga de vistas panorámicas y que esté en un área abierta.

El área de peso libre y fuerza, dependiendo del tamaño del gimnasio, puede dividirse entre zona de máquinas, por un lado, y zona de pesos libres, por otro. La zona de fuerza suele estar compuesta de entre diez y veinte máquinas, para tratar de cubrir la mayoría de los grupos musculares. La zona de peso libre la conforman accesorios como las mancuernas, kettlebell, barras olímpicas, bancos de pesas, barras de dominadas y más accesorios, los cuales se suelen agrupar en torno a jaulas de potencia y musculación, máquinas Smith y racks. Este área, al igual que la zona de calentamiento, debería estar protegida con un suelo de gimnasio, para evitar los posibles daños y ruidos producidos al depositar los accesorios. Es muy importante que el espacio entre el equipamiento sea suficiente para permitir un entrenamiento sin interrupciones a la vez que cómodo para el acceso de todos los usuarios. Hay que crear líneas de espacio limpio para evitar que los huéspedes se sientan intimidados. 

En cuanto a la zona funcional, la localización y distribución de estas salas dependerá un poco de las características del local. Por lo general, no hay una regla que determine su distribución. Lo que hay que tener en cuenta es que son zonas o salas en las que se practican los mismos ejercicios por sala. Estos pueden ser desde indoor cycling hasta yoga o crossfit.

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