Cuando se viaja en familia, suelen buscarse actividades, compartidas o no, en las que todos los miembros del núcleo familiar puedan sentirse representados. Y si los niños son de corta edad, no siempre resulta fácil encontrar soluciones a su medida. En este sentido, los hoteles que cubren estas expectativas, ofreciendo entretenimiento a los más pequeños y relajación a los adultos, juegan con ventaja.
A menudo, tal y como opina Miren Jiménez, CEO de Isaba Projects, los clientes familiares eligen los hoteles a partir de sus espacios infantiles y servicios de animación. Se trata de un tipo de oferta que fideliza y valora el conocimiento del lugar, pues “a los niños les estimula lo que conocen”.
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