Reportajes

Cocinas a la vista y bufés

Imagen transparente

Aunque exigen un buen esfuerzo de planificación y organización, los cocinas a la vista de los restaurantes y los bufés son excelentes aliados para la captación de nuevos clientes, transmitiendo una imagen más atractiva, moderna y transparente del negocio.

Por Isabel Fernández

Terra (St. Regis Mardavall)

Contar con una cocina abierta o un bufé en un restaurante y/o hotel puede tener una serie de beneficios que no solo depende de la infraestructura y la propuesta gastronómica del establecimiento, sino también del presupuesto que se maneja, el tipo de público que desea atraer y la imagen que necesita proyectar a los clientes. Es cierto que este tipo de instalaciones ofrecen unas cuantas ventajas, siempre que estén bien diseñadas y cuenten con un buen mantenimiento. Por supuesto, su aporte más evidente es a la estética del establecimiento, quedando completamente a la vista de los comensales.

Como comenta Sara Criado, directora de Marketing y Gestión Comercial de King’s Buffets, “una imagen vale más que mil palabras. La cocina es considerada como un arte y, cada día más, supone una atracción para el comensal que el producto que va a degustar sea preparado en vivo. Los comensales somos cada vez más exigentes con lo que comemos y esta es la fórmula que hoy en día se aproxima más a nuestros deseos. Además, las tendencias no solo vienen marcadas por un concepto estético sino también por la funcionalidad”.

Álex Vidal, director general de MyChef, coincide en que “las cocinas a la vista y bufés no solo son una tendencia al alza, sino una evolución natural de la experiencia gastronómica. Estas cocinas aportan transparencia y confianza al cliente, permitiéndole ver de primera mano la preparación de los alimentos, el manejo de ingredientes frescos y el cuidado en la elaboración de cada plato. Este proceso crea una conexión emocional entre el chef y el comensal, haciéndolo sentir más involucrado y cercano al proceso culinario”.

Ventajas e inconvenientes

Aparte de por su atractivo, abrir la cocina del restaurante puede convertirse en más eficaz e impactante a la hora de demostrar a los clientes que el manejo de los alimentos es transparente y seguro. Se trata de ganar su confianza, de decirles que no hay nada que esconder y que todo se hace pensando en su bienestar. Pero también invitan los comensales a involucrarse, a sentirse parte del corazón del restaurante.

Para Julián Pizzi, national corporate chef de Rational, “una cocina abierta es un gran atractivo para los clientes y puede generar beneficios para el hostelero. La principal ventaja es que el cliente puede ver en tiempo real lo que sucede, generando mayor confianza y atracción hacia todo lo que se prepara. Una desventaja a considerar es que el flujo de trabajo en la cocina debe ser siempre ordenado y mantener un ambiente relajado, si no se logrará el efecto contrario al deseado. El objetivo del restaurador al implementar una cocina abierta es captar la atención de manera positiva y dejar una buena impresión al comensal”.

Por su parte, Roger Morguí, director general de Morgui Clima, considera que “el principal inconveniente es la ventilación. Sin una buena extracción, se compromete el confort del ambiente, con excesos de humos y olores no deseados. Otra desventaja común puede ser el ruido”.

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