Por Isabel Fernández
De acuerdo con un reciente estudio del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), en los últimos años, la industria turística ha reducido significativamente su impacto negativo sobre el medio ambiente, gracias a iniciativas sostenibles y al creciente interés de los clientes en opciones más ecológicas. La contribución de este sector a las emisiones globales de gases se redujo del 7,8 % en 2019 al 6,7 % en 2023.
Por tanto, la sostenibilidad hotelera ha dejado de ser una tendencia pasajera para convertirse en un pilar clave dentro de la industria turística. Cada vez más viajeros priorizan el impacto ambiental en sus decisiones, optando por alojamientos que demuestran un compromiso real con la sostenibilidad.
En este escenario, las certificaciones ecológicas se han convertido en un sello de distinción para los hoteles que buscan destacarse por su gestión responsable. Con ellas no solo se contribuye al cuidado del medio ambiente, sino que también se mejora la reputación del establecimiento y se aumentará su rentabilidad. Adoptar una o varias de estas certificaciones ecológicas no solo refuerza el compromiso del hotel con la sostenibilidad, sino que también puede ayudar a optimizar recursos y mejorar la experiencia de los huéspedes. La combinación de prácticas ecológicas y el uso de herramientas tecnológicas permite gestionar de manera más eficiente los recursos, desde el consumo de energía hasta la gestión de residuos.
Uno de los aspectos que adquiere mayor relevancia para estos hoteles es su política de compras. Ya sea directamente por la coherencia con el modelo de negocio sostenible o por las exigencias de las certificaciones de turismo responsable, estas políticas condicionan las compras de productos y servicios de los hoteles abriendo una oportunidad para aquellos proveedores que sepan adaptarse a estas exigencias.
El diseño sostenible es una respuesta a la demanda ecológica que también funciona en otro sentido. Concretamente, como una oportunidad para innovar en cómo los espacios interactúan con el medio ambiente, mejorando la calidad de vida y reduciendo costes operativos.
Un edificio sostenible debe cumplir una serie de requisitos mínimos para garantizar que es un espacio saludable para los usuarios, pero en el caso de los hoteles este aspecto es todavía más importante, ya que deben maximizar el bienestar de clientes y empleados.
La prioridad de la luz natural para la iluminación es uno de los requisitos que mejoran el confort de un usuario. Por ejemplo, hay hoteles certificados con ventanales que superan las dimensiones medias, un diseño que permite una orientación para proveer de más horas de luz solar las instalaciones o fachadas de vidrio con medidas para prevenir el deslumbramiento.
Por otra parte, las estancias de un hotel sostenible deben garantizar un óptimo confort térmico en base a las necesidades o preferencias de cada persona. Estos sistemas están monitorizados para controlar diariamente su eficiencia y pueden regularse en función de las necesidades de cada habitación, lo que los convierte en sistemas mucho más eficientes.
Para evitar afecciones respiratorias, los productos utilizados en la limpieza y las pinturas y materiales de algunos hoteles están exentos de COVs (Compuestos Orgánicos Volátiles), presentes en varios productos químicos y perjudiciales para la salud durante una exposición prolongada. Además, algunos edificios se proveen de productos y alimentos ecológicos de proximidad, garantizando de esta forma la calidad del servicio. La eficiencia energética es un aspecto destacado de las construcciones sostenibles. Además de suponer un ahorro económico en el mantenimiento, contar con sistemas eficientes reduce la contaminación al mitigar las emisiones de CO2. Para cumplir estos requisitos, algunos hoteles instalan sus propias fuentes de energía limpia o contratan los servicios de una empresa que suministra energía 100% renovable.
La biodiversidad del entorno también se ve favorecida. Así, algunos edificios incorporan en sus zonas verdes especies vegetales autóctonas, que no necesitan riego adicional al estar adaptadas al clima, y se instalan cubiertas vegetales sobre el aparcamiento, una medida que ayuda a climatizar y absorbe parte de las emisiones de CO2 del inmueble. Los propios aparcamientos, en ocasiones, ofrecen puntos de recarga para vehículos eléctricos y una zona de estacionamiento de bicis, medidas para promover vías de transporte alternativas.
Por último, los hoteles sostenibles suelen contar con un riguroso protocolo de gestión y reciclaje de residuos, y existe cartelería y paneles informativos que explican a clientes y trabajadores cuáles son las normas y las medidas de sostenibilidad que deben aplicarse para un correcto uso de las instalaciones.
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