La Estación Ferroviaria Internacional de Canfranc se empezó a construir en 1915 con el objetivo de convertirse en un paso fronterizo entre España y Francia a través de los Pirineos. Sus obras finalizaron en 1925 y no fue hasta 1928 cuando fue inaugurada por Alfonso XIII y el presidente de la República Francesa Gaston Doumergue, convirtiéndose en la segunda estación más grande de Europa. Vivió sus años de esplendor en la década de 1930, pero el servicio internacional quedó interrumpido entre 1945 y 1949 por desacuerdos políticos con el gobierno francés. La Estación Internacional de Canfranc fue un claro ejemplo de la arquitectura industrial de la época.
El hotel Canfranc Estación ha sido uno de los proyectos más especiales para Ilmiodesign, para el que Andrea Spada y Micheli Corbani han puesto toda su pasión y saber hacer con el objetivo de dar una segunda vida y personalidad propia a este singular edificio. Para ello, se han inspirado en la estética de las antiguas estaciones del siglo XX y de sus lujosos trenes de largo recorrido –con sus particulares vagones y elementos representativos–, pero aportando un guiño contemporáneo.
De esta forma, han querido proyectar el magnetismo de este espacio diseñando espacios cálidos y elegantes que se fusionan con sutiles elementos Art Déco para crear ambientes contemporáneos y nostálgicos. Ambientes donde resaltan materiales nobles como la madera y el latón, tejidos ricos como el terciopelo y una gama cromática inspirada en los años 20 en tonos beiges, verdes y petróleos.
Un diseño artesano, integrado y respetuoso con el entorno que, al mismo tiempo, redefine y recupera el exquisito y refinado glamour de este espacio. Una experiencia única por sí misma, un viaje poético a través de la historia y la arquitectura.
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