Por Isabel Fernández
El catering para eventos es un elemento clave para el éxito de cualquier tipo de reunión. Ya sea en una conferencia, un seminario, una cena de gala, un evento de networking o un encuentro social como puede ser una boda, ofrecer un servicio de catering de calidad marca la diferencia en la experiencia de los asistentes. Un buen catering no solo debe ofrecer un menú delicioso, sino también una organización impecable que garantice comodidad y eficiencia. Un servicio de catering puede convertirse en una línea de negocio muy importante para aquellos establecimientos (hoteles, restaurantes o empresas especializadas) que lo dominen.
Julián Pizzi, national corporate chef de Rational Ibérica, indica que «el sector del catering ha avanzado hacia la diferenciación y la calidad. También entran en juego las cocinas a la vista y los show cookings en los que los chefs muestran la preparación de platos en vivo antes de ofrecerlos al cliente, añadiendo un toque interactivo y entretenido. Además, la cocina tradicional sigue siendo apreciada, pero con un giro moderno. Los chefs están reinterpretando recetas clásicas con ingredientes frescos y técnicas contemporáneas. También está el enfoque plant based. La demanda de opciones vegetarianas y veganas está en aumento, y los servicios de catering deben ofrecer alternativas creativas para aquellos que optan por esta dieta».
Equipar una cocina para catering y eventos no es simplemente comprar utensilios. Es diseñar un sistema de trabajo eficiente, seguro y estético que permita impresionar a los clientes y optimizar los tiempos de servicio.
Para empezar, cabe destacar que una cocina para catering no es igual que una cocina de restaurante, ya que la primera debe ser altamente móvil y funcional; flexible para grandes volúmenes de comida; modular y fácilmente transportable (si es externa), y ágil en tiempos de preparación y servicio. En catering la cocina muchas veces se traslada o se monta parcialmente en el lugar del evento, por lo que el equipo debe ser resistente, ligero, fácil de instalar y que asegure la trazabilidad de los alimentos.
Rafael Lázaro, CEO de Dégerman, resalta que «es fundamental, durante todo el proceso –de la cocina al servicio–, no romper en ningún momento la cadena de frío ni la de calor para garantizar la seguridad alimentaria. Para ello, vamos a necesitar equipos como envases, contenedores isotérmicos, cubetas y complementos para que sean aptos para almacenar, transportar y conservar alimentos. La calidad de los equipos y su material constructivo son esenciales para alcanzar un rendimiento térmico óptimo y garantizar su seguridad en el proceso de trazabilidad». Por ello, Lázaro destaca aquellos materiales que «cumplen con la aptitud alimentaria como el acero inoxidable, EPP (polipropileno expandido alimentario), policabornato, etc.».
Si se divide por áreas de trabajo, la zona de preparación y corte ha de ser rápida, limpia y eficiente. Son fundamentales las tablas de corte codificadas por colores (para evitar contaminación cruzada); los cuchillos profesionales de chef, cuchillos para carne, verdura y pan; peladores, mandolinas y ralladores industriales, y espátulas, pinzas, cucharones y batidores. Se deben utilizar cubetas GN (gastronorm) para organizar ingredientes por lotes y agilizar el trabajo.
En la de cocinado, en la que se preparan los alimentos calientes, es esencial contar con sartenes antiadherentes y robustas; freidoras portátiles (eléctricas o de gas); cocinas modulares a gas o inducción portátil; ollas grandes, paelleras y cazuelas para preparar grandes cantidades, y hornos compactos o regeneradores de calor.
Roser Gestí, marketing director de Mychef, apunta que «el sector del catering está adoptando tecnologías que mejoran la eficiencia y la sostenibilidad, como la automatización de procesos, el uso de hornos de cocción acelerada para regenerar alimentos y el empleo de sistemas de embalaje más sostenibles”. Además, Gestí añade que en «un catering es clave garantizar que los alimentos sean de buena calidad y seguros para el consumo. Para lograrlo, resulta fundamental controlar tanto el almacenamiento como la distribución de manera adecuada. En este sentido, los abatidores de temperatura desempeñan un papel crucial, ya que facilitan el enfriamiento rápido de los alimentos tras la cocción, reduciendo al mínimo el riesgo de proliferación bacteriana. Este proceso permite almacenar los alimentos de manera eficiente y segura, preservando al mismo tiempo sus propiedades nutritivas y organolépticas. Por otro lado, las envasadoras también son herramientas cruciales, ya que posibilitan el sellado al vacío de los alimentos, lo que prolonga la vida útil y mantiene su calidad. Esto se vuelve especialmente relevante cuando los alimentos se preparan con antelación y deben ser regenerados más tarde. Además, una buena práctica en el proceso es mantener un etiquetado adecuado de las elaboraciones. En este caso, las envasadoras cuentan con etiquetas térmicas que permiten identificar información clave, como el nombre del alimento, la fecha de caducidad, la temperatura de almacenamiento y un código de barras. De ese modo, queda facilitada la gestión y nos aseguramos de una correcta trazabilidad de los productos».
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