Por Isabel Fernández
Además de la función estética, la iluminación exterior en un hotel o restaurante debe cumplir con requisitos funcionales y de seguridad. Es esencial garantizar una buena visibilidad en las zonas exteriores, como los accesos, los aparcamientos y los espacios de tránsito, para ofrecer una experiencia segura y cómoda a los huéspedes. Asimismo, la iluminación exterior puede contribuir a transmitir el mensaje de marca del establecimiento, creando una imagen única para los clientes.
Iván Meana, director de Proyectos de Faro Barcelona, considera que «la iluminación exterior juega un papel clave en la percepción y la proyección de la imagen del hotel, tanto para sus huéspedes como para potenciales clientes. Una iluminación bien diseñada no solo embellece la fachada y resalta la arquitectura del establecimiento, sino que también genera una primera impresión memorable y atractiva. Cumple una doble función: refuerza la identidad del hotel y actúa como un elemento estratégico de atracción. Además, facilita la localización del establecimiento, brinda sensación de seguridad y confort, y contribuye a crear una atmósfera acogedora que invita a los visitantes a disfrutar de los espacios exteriores».
Por su parte, Maribel Caballero e Ismael Barajas, fundadores y CEO de CírculoCuadrado Studio, apuntan que «la iluminación exterior es esencial para proyectar su imagen, ya que no solo realza su diseño arquitectónico, sino que también crea una atmósfera atractiva que impacta visualmente a los visitantes. Una adecuada disposición de la luz resalta detalles claves como texturas y formas, generando contrastes y sombras que refuerzan la identidad del hotel. Además, cumple una función vital en la seguridad y accesibilidad, iluminando de forma eficiente las entradas y caminos. La elección cuidadosa de luminarias y la integración de fuentes de luz indirecta o puntual contribuyen a crear un ambiente acogedor y atractivo, manteniendo siempre la eficiencia energética».
Qué es lo que se va a iluminar, qué ambiente se desea crear y qué actividades se realizan en la zona a iluminar son cuestiones a estudiar en el momento de planificar un proyecto lumínico de exterior. En esta clase de proyectos hay que tener en cuenta la convivencia de dos tipos de usuarios: los externos y los internos. El externo es el público para el que se diseña la experiencia, mientras que el interno está formado por las personas que trabajan en el establecimiento. La iluminación debe acompañar a ambos en su recorrido por las instalaciones.
Para Jordi Bertran y Pedro Ferruz, socios fundadores de 118 Studio, «lo primero que se debe plantear al proyectar la iluminación exterior de un hotel o restaurante es una valoración integral del espacio, que incluye tanto la arquitectura como la funcionalidad del entorno. Desde un enfoque técnico, es crucial definir los objetivos concretos de la iluminación: resaltar la fachada, crear una atmósfera acogedora, garantizar la seguridad o permitir la visibilidad durante toda la noche. Esto implica un análisis detallado de los puntos de acceso, los caminos peatonales y las áreas comunes. Además, se debe considerar la eficiencia energética, seleccionando tecnologías como LEDs con capacidad de regulación de intensidad, teniendo en cuenta el impacto ambiental para evitar la contaminación lumínica. Finalmente, la iluminación debe ser adaptada a las condiciones locales, como el clima y las normativas vigentes, para lograr un diseño cómodo y sostenible que potencie la identidad del lugar sin comprometer la eficiencia».
Por otro lado, Jordi Calero, fundador de ca2L Lighting Projects, señala que «el primer paso es entender el tipo de establecimiento y su público. No es lo mismo iluminar un hotel boutique enfocado en una experiencia íntima y exclusiva que un gran resort familiar o un restaurante con gran vida nocturna. Cada concepto requiere una estrategia lumínica diferente, adaptada a la funcionalidad y la identidad del espacio. Tras definir el concepto, la prioridad técnica es garantizar una iluminación que no deslumbre. Un diseño bien resuelto equilibra la luz funcional con la ambiental, evitando el deslumbramiento y la contaminación lumínica. A partir de ahí, se pueden integrar capas de luz que destaquen elementos arquitectónicos, paisajísticos y de mobiliario, logrando una iluminación estética, eficiente y confortable».
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