Mobiliario

La colección Hug de Fantin sale al aire libre

La línea redescubre la tradición en clave contemporánea

La estética de todas las colecciones Fantin es monocromática pues busca personalizar un diseño minimalista con el uso meticuloso del color. A lo largo de los años, la amplia gama de acabados, que abarca desde los matices más neutros hasta las tonalidades más vibrantes, ha atravesado una evolución continua, confiriendo carácter y versatilidad a cada producto.

Además, desde hace más de cincuenta años la empresa crea productos verdaderamente sostenibles, basados en valores como la solidez, la durabilidad y la capacidad de desmontaje, así como en la reciclabilidad natural del metal, características obviamente también reconocibles en la colección Hug.

Detrás de la colección Hug de Fantin se esconde una profunda reflexión de diseño sobre el tema de la intersección, que Giulio Iacchetti inició en 2011, con motivo de su exposición Cruciale en el Museo Diocesano de Milán.

Un tema con valor estructural que para el diseñador se convierte en el generador de «un sistema, un nuevo alfabeto con el que podemos escribir muchas cosas, historias que todavía hoy no podemos imaginar», en el que la unión entre los elementos verticales en tubo redondo, ligeramente inclinados, y el marco horizontal de la misma sección se traduce en un abrazo literal, en una intersección de fuerte connotación estética que cumple plenamente su función estructural.

A partir de este año, las mesas redondas (ø 80/120, H. 76 cm), la mesa alta de bar (ø 80, H. 110 cm) y los taburetes (ø 35 cm, H. 47/65/75 cm) de la colección también están disponibles para uso exterior, gracias a los detalles especiales que evitan el estancamiento y al tratamiento de cataforesis que garantiza una alta resistencia a los agentes atmosféricos.

Este año la familia también se enriquece con una serie de percheros de pared y de pie, caracterizados por grandes discos de metal y personalizables con todos los colores de la paleta Fantin.

Elementos simples y lineales, «servidores silenciosos y objetos de la memoria que pertenecen a la tradición doméstica y que, interpretados por Fantin, se convierten en objetos de una forma de vida muy contemporánea, más pop y desenfadada», explica Iacchetti.

Desde el perchero individual de pared, un punto de color que es en sí mismo una forma de decorar una pared, hasta la hoja sabiamente doblada y acabada con un borde que da la bienvenida a los gorros y sombreros.

El perchero de pie completa la serie de complementos: «Un objeto poderoso, muy lineal. Es absolutamente sencillo: sólo tres elementos estáticos verticales, imprescindibles para la fijación, ligeramente convergentes y unidos por el abrazo de la pieza tubular horizontal. De él se pueden colgar bolsos utilizando el mismo gancho diseñado hace dos años para la mesa, así como también perchas, paraguas, etc. Son funciones accesorias que dan testimonio del gran potencial del objeto», culmina Iacchetti.

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