Reportajes

Inmótica: tecnología invisible

Los hoteles en la actualidad pueden estar diseñados con cualquier tipo de estética, clásica o innovadora pero, sea como sea, su objetivo es ofrecer nuevas experiencias conectándose mediante tecnología invisible para satisfacer a sus huéspedes. Y para ello la inmótica es esencial.

Zennio

En un entorno cada vez más competitivo que busca la diferenciación, todos los aspectos de la experiencia del cliente deben estar perfectamente diseñados. El control de la climatización y de la luz, la creación de escenas con la iluminación o brindar la imprescindible conectividad son cuestiones tan importantes como el diseño mismo del establecimiento. Todo ello buscando siempre que sea lo más sencillo posible para el cliente, que no vea complicado entender cómo funciona cualquier elemento.

De nada sirve tener la mejor tecnología si no se sabe utilizar. Dentro de la simplicidad de lo que supone una estancia, hay una serie de detalles que condicionan la sensación de confort del huésped desde su check in hasta el check out: fácil manejo de los botones que encuentra a su paso, una buena iluminación señalando el recorrido con una luz que sea distinta según la hora del día y que empatiza los momentos de uso, el poder manejar con facilidad el control de acceso, el tener la habitación climatizada cuando llega, etc. Todos estos elementos son los que, de forma inconsciente, el cliente introduce en su experiencia sin juzgar cada uno de ellos por separado, pero sí apreciando un conjunto de sensaciones proporcionada por la tecnología inmótica (término que se aplica a la domótica en edificios del sector terciario, como hoteles y restaurantes).

Personalizar el confort

Soluciones tecnológicas como la inmótica pueden ayudar a crear un entorno más atractivo para sus ocupantes, al personalizar el confort y mejorar la eficiencia operacional y energética. También facilitan el trabajo de los operadores y gestores, ya que tienen la posibilidad de supervisar la ocupación en tiempo real y analizar cómo los huéspedes usan los espacios, tanto privados como las habitaciones o en zonas comunes como restaurantes o salones, por ejemplo. En el aspecto operativo, permiten gestionar los sistemas de iluminación y HVAC para garantizar la eficiencia energética, además de controlar la calidad del aire en todos los espacios del hotel. Los sistemas integrados de información y control son la clave, ya que ahorran tiempo y costes operativos.

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