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El restaurante Corso Iluzione abre con el diseño de Luzio

©Daniel Brulll

Cuatro años después de nacer el hermano gastro de Luzio –el restaurante Iluzione–, otro nuevo miembro se suma a la familia culinaria de la firma de decoración y proyectos de interiorismo. Le han llamado Corso Iluzione y está situado en el Centro Comercial La Roca Village, a escasos kilómetros de Barcelona. Como su predecesor, el proyecto del nuevo restaurante lo ha firmado también el equipo del estudio Luzio Design & Projects, encabezado por María José Gómez y Maximiliano Zigart, propietarios de la firma.

Más concretamente, el nuevo restaurante presume de una ubicación privilegiada en la nueva Plaza de las Palmeras, nombre que ha recibido la última ampliación del Centro Comercial La Roca Village, de Barcelona, llevada a cabo la pasada primavera y que incluye 18 nuevas boutiques. Por su parte, Corso Iluzione es el establecimiento que hace siete de la oferta gastronómica que ofrece este exclusivo enclave comercial.

Cuando el equipo del estudio Luzio Design & Projects visitó por primera vez el local en octubre de 2020, estaba todo por hacer. “No habían ni las ventanas siquiera”, explican. Pero esta circunstancia, lejos de lo que pudiera parecer, “nos sirvió de mucho para el planteamiento del proyecto”. El primer paso fue pensar en la distribución del espacio teniendo en cuenta que se trata de un restaurante, con todos los servicios que se exigen para dicha actividad, la cual debía de convivir con la de una tienda Luzio, con su propio acceso y escaparate. “Desde el principio, éste era el principal desafío del proyecto, que se pudieran desarrollar las dos funciones independientemente, pero integradas compartiendo el mismo espacio e interiorismo”, explican fuentes del estudio.

Interiorismo con efecto wow!

El total de las obras tuvo una duración de 10 meses y la principal intervención del estudio se centró en el interiorismo, no tanto en la parte arquitectónica, teniendo en cuenta que de la fachada no pudieron tocar prácticamente nada, salvo colocar el cartel de neón con el nombre del restaurante. La explicación hay que buscarla en que ésta responde al perfil que caracteriza todas las fachadas de este conocido centro comercial, inspirado en la arquitectura local catalana y que simula un pueblo tradicional de finales del siglo XIX y principios del XX. Quizás por eso el efecto wow! cuando accedes al local es mayúsculo, dado el salto estético en cuanto a estilo y ambientación que sorprende al visitante.

Tomando como base un espacio vacío, prácticamente diáfano, las acciones del estudio se centraron, pues, en la distribución, en los acabados y en la iluminación, en determinar la paleta cromática, y en resolver toda la parte técnica que requiere el funcionamiento de una cocina. Bien es cierto que para esto último ya tenían la experiencia del otro restaurante, aunque a efectos de estética “mientras que para el Iluzione de Barcelona nos inspiramos en Manhattan, para el nuevo Corso Iluzione nos apetecía darle un aire más funk”, explica Zigart, copropietario del local junto a Stefano Gallo, María José Gómez y Marta Santamaría. Concretamente, su interiorismo se ha inspirado en la esencia italiana y el estilo retro de South Beach.

El único elemento constructivo ‘maestro’ que se encontraron de origen inamovible fueron dos columnas que lograron integrar en el proyecto creando entre ambas una zona central diferenciada para grupos, con mesas y sendos sofás que se dan la espalda, coronada por un llamativo jardín suspendido en el techo. En cuanto a obra propiamente, hay que hablar de los cerramientos verticales hechos en yeso pladur y el murete de la barra realizado como un bloque cerámico.

Revestir el espacio combinando materiales artesanales con toques industriales

El restaurante Corso Iluzione cuenta con una superficie interior de 260 metros cuadrados más otros 140 de terraza, situada en la misma Plaza de las Palmeras y abierta todo el año. La distribución interior se entiende como tres ambientes: uno amplio y diáfano destinado al comedor y enmarcado en una de sus paredes por el ambiente que representa la tienda, y otro protagonizado por la cocina abierta con show cooking rematada con una barra de ocho metros. La parte central de asientos con sofás bajo el jardín vendría a hacer de separador ambiental entre el comedor principal y la barra.

Como nexo visual de unión de todo el establecimiento está el pavimento, elegido en un acabado de cemento alisado y formado por piezas de 20×20 de cerámica con acabado esmaltado. Además, se juega con diferentes tonalidades de color para enmarcar zonas, como la de la tienda y la del sofá central, a modo de alfombra, en un gris más oscuro.

En cuanto a los revestimientos murales de cerámica artesanal, representan uno de los focos más atractivos del restaurante. Establecida de antemano la paleta cromática del proyecto, son los tonos amarillos, marrones y caramelo los elegidos para las paredes y con la disposición en zig zag lo que se pretende es “generar movimiento y vitalidad, simulando las llamas que salen de la cocina y que se reflejan en la pared”. Si hay un color que destaca entre todos es el amarillo, el de los limones sicilianos que deja constancia de la inspiración en dicha isla italiana, y que, en este caso además, cuelgan del jardín suspendido.

Por su parte, el techo de tonos claros se ha resuelto de forma sencilla. Se ha dejado abierto y está rebozado con un material aislante térmico y acústico, y también ignífugo, tal como exigen las normativas en hostelería. El estudio Luzio Design & Projects no quería ocultar bajo placas de pladur el techo, al contrario, persigue potenciar un punto industrial que se refleja en otros detalles, como dejar a la vista las instalaciones eléctricas y de climatización que recorren el techo.

Y lo mismo sucede en el baño del restaurante, con los conductos del agua vistos en acabado cobre. En el pasillo que lleva a los aseos se ha situado el lavabo abierto aprovechando un recoveco en la pared y no puede presumir de mayor expresividad visual. Sobre todo por las baldosas cerámicas artesanales de su revestimiento en acabado verde musgo combinadas con la enorme vasija de arcilla que hace de lavamanos y la grifería antigua de cobre; “un conjunto con mucha identidad”, lo definen en el estudio.

Los 3 (+1) ambientes

Comedor del restaurante

Se le ha asignado la superficie mayor del local, de gran amplitud y donde se acoge el mayor número de servicio de mesas para los clientes. Todo el mobiliario –sillas y mesas– está diseñado a medida para este proyecto y algunos tramos de las paredes cuentan con sofás a modo de bancos; se han confeccionado algunos en terciopelo y otros en polipiel, ambos con tejidos ignífugos, muy resistentes y de fácil limpieza, respondiendo a los códigos de los proyectos contract. 

En este ambiente llama especialmente la atención las lámparas de diseño propio que consisten en un armazón colgado con cables que prácticamente no se ven para potenciar ese efecto en suspensión y vestidas con flecos en un verde degradé. En total se han dispuesto centradas dos líneas de dos lámparas cada una, buscando también “el efecto visual de bajar la altura del techo para crear una atmósfera más recogida e íntima”, explican desde el estudio.

Otro de los colores base de la paleta cromática del proyecto entra aquí en escena y es el verde. Se ha elegido tanto para las lámparas como para alguno de los sofás, buscando también la complicidad con el sobre de mármol de muchas de las mesas. Se trata de un verde muy sofisticado y elegante que, a la vez, aporta connotaciones naturales, las mismas que se desprenden del jardín central. Y otro detalle en verde: las persianas enrollables tradicionales de las ventanas.

Cocina y barra

Situada en el lado izquierdo del local respecto a la entrada principal, se proyectó completamente a la vista bajo el concepto de show cooking, destacando todo su frente mural con las mismas baldosas cerámicas pero solo en color amarillo. La cocina incluye un horno pizzero, la barra de ocho metros realizada a partir de un bloque cerámico, además de todos los equipos de cocción y extracción, y en la parte superior hay unos paneles de metacrilato de diseño alveolar de líneas verticales y color anaranjado que dejan entrever los productos de la cocina gracias al juego lumínico que generan las tiras de led. En la parte del mostrador se incluye un display de cristal para platos y en su parte más externa se ha colocado una barra de madera con perfil de tronco natural suspendido cuyos enganches quedan ocultos. Como asientos para la barra se han diseñado unos taburetes de acabado terrazo, también en gris, como el suelo.

A su espalda se ha dispuesto una línea de mesas con uno de los bancos corridos que generan la zona central, entre las dos columnas maestras, y bajo el jardín suspendido e inspirado en especies mediterráneas, destacando los limones.

Si seguimos mirando el techo, y justo entre estas mesas y los taburetes, se han colocado cuatro grandes tanques de cerveza sobre una estructura vista de carácter industrial y conectados a las dos máquinas que la dispensan; una de ellas en la terraza y la otra en el bar. En forma de «L» respecto a la cocina se ha dispuesto el espacio destinado a bar con una línea de muebles bajos de refrigeración y en la parte superior se han situado una máquina de café, un exprimidor de zumos, el tiro de cerveza y las piezas de menaje, entre otros servicios.

Tienda Luzio

La ubicación de la tienda exigía de un lugar aparte pero a la vez integrado en el interiorismo del local. Un verdadero reto para el estudio Luzio Design & Projects, ya que además debía tener un escaparate a la calle y también un acceso propio, para no tener que cruzar el restaurante si se quiere comprar algo ahí. “En el showroom de Barcelona decidimos incluir el restaurante Iluzione dentro de la tienda, mientras que en Corso Iluzione es al revés: tenemos una tienda dentro del restaurante”, explica María José.

De la tienda se merece una mención destacada el gran mueble librería que María José y Maxi rescataron de una antigua mercería con la función de utilizarlo como vitrina-mostrador para este proyecto. Y como sucede en su tienda y showroom de Barcelona, en ésta se pueden adquirir desde piezas de decoración de Luzio, hasta productos gourmet, libros y vajillas, entre otros artículos exclusivos.

Terraza, el cuarto ambiente

La terraza del Corso Iluzione se ha proyectado semicubierta a partir de una estructura de piezas de madera muy lineal y muy fina con cristales en la parte superior con la idea de poderla utilizar todo el año.

En cuanto al mobiliario, comparte el mismo modelo de mesas de corte tradicional que las del interior pero en esta ocasión el sobre es de madera y la estructura de color blanco, igual que las sillas de forja. Y como piezas destacadas por su llamativo color amarillo están los dos armarios-contenedores pegados a la fachada que incluyen el servicio de bar y las piezas de menaje, así como un banco de madera para grupos.

Las claves del proyecto

De lo primero que llama la atención es la cuidada iluminación llevada a cabo por los interioristas de Luzio Design & Projects y que potencia la creación de una atmósfera tenue y confortable que invita a quedarse, con ese toque teatral tan acogedor. Este particular sello de la marca y que caracteriza todos sus espacios se ha querido implementar también en este proyecto. De hecho, el efecto wow! que genera esta atmósfera tan especial, según el estudio, “es fruto de la combinación de la iluminación y el tipo de revestimiento mural que con su brillo propio hace de reflejo”, potenciando ese dinamismo que se busca con las baldosas en zig zag. 

La gama cromática elegida también es fundamental para entender el interiorismo de este proyecto, ya que se genera un diálogo muy armonioso entre los principales tonos: marrón, caramelo y verde, y el llamativo amarillo, de reminiscencias más inspiracionales, pero perfectamente integrado. Sin olvidar la aportación de los tonos grises, especialmente del suelo, y de naturaleza más industrial, la que se busca dejando a la vista muchos de los elementos constructivos y de instalaciones, mayormente en el techo, pero siempre respetando una armonía visual y estética que hace que todo se combine bien aunque responda a estilos distintos. “Es una fusión de estilos que lo hacen único y singular. Sofisticado y desenfadado a la vez”, describe un miembro del estudio.

Algo claramente visible en las piezas elegidas, tanto de mobiliario como decorativas, todas ellas diseñadas y fabricadas ex profeso para el restaurante. “No hay nada de catálogo, todo son piezas únicas”, declaran en Luzio. Y es que cada una de ellas desprende ese buen gusto que denota la estudiada selección que se ha llevado a cabo, ligando perfectamente con el savoir faire de Luzio Concept Store, tan característico, entre otras, de las diferentes puestas en escena recreadas en su showroom de 1.000 metros cuadrados de Barcelona.

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