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Technal realiza los cerramientos de OD Barcelona

Foto: Raquel Martínez

El Hotel OD Barcelona, obra del arquitecto Víctor Rahola, es un proyecto de rehabilitación y cambio de uso del edificio de oficinas construido en 1991 para la empresa Carburos Metálicos. Ubicado en una de las esquinas más ruidosas de la Ciudad Condal, en la confluencia de las calles Aragón con Pau Claris, sus más de 5000 metros cuadrados se erigen como un refugio en medio de la ciudad. Distribuido en dos niveles diferentes en planta baja y seis plantas escalonadas, dos a dos, de diferente configuración. El edificio crea un juego volumétrico que da lugar a dos terrazas ajardinadas, una de ellas destinada a la suite y la otra de utilización pública con piscina y sky bar. En total cuenta con 98 habitaciones, 5 de ellas suites.

La rehabilitación se ha planteado desde un punto de vista altamente sostenible. La primera de las estrategias ha consistido en una reforma integral conservando la estructura, evitando así los impactos ambientales producidos por la demolición y la reconstrucción. Rehabilitar un edificio puede significar un ahorro energético del 60% respecto a la construcción de uno nuevo. En el proyecto se han incorporado estrategias bioclimáticas y sistemas pasivos para conseguir la máxima reducción de la demanda energética: ventilación cruzada, aislamiento térmico y acústico, cubiertas ajardinadas, sistemas pasivos de aislamiento térmico, cerramientos y protecciones pasivas.

Como estrategia paralela, se ha creado una fachada vegetal que cubra los muros cortina existentes, llevando una “vida verde” hacia el exterior. “Las fachadas vegetales, son elementos que aportan beneficios ambientales. Permiten reducir la velocidad del viento en contacto con la fachada, evitando su enfriamiento y el paso del agua de la lluvia así como la radiación solar, disminuyendo considerablemente el deterioro de los materiales”, explican los arquitectos.

En verano, bloquean la radiación directa sobre la fachada, actuando como elemento de sombra consiguiendo así mantener la temperatura interior del edificio, reduciéndola notablemente. En invierno, el flujo de calor se invierte respecto al verano. La fachada vegetal retiene dicho calor, evitando que se enfríe.

El área pública situada en la planta baja es un espacio unitario con un recorrido complejo debido a la propia configuración de la planta. El vestíbulo, recepción, comedor, bar y salón así quedan relacionados con la zona ajardinada a través del mobiliario diseñado por Mayte Matutes.

“El auténtico quebradero de cabeza fue aislar el ruido. Ya que no podíamos alterar la fachada original, optamos por añadir otra en el interior», indica Rahola. La solución pasó por levantar dobles muros entre habitaciones, además de colocar cerramientos de aluminio Technal de alta atenuación acústica que permiten alcanzar un índice de aislamiento acústico de 43 dB. El resultado final: una habitación que garantiza el máximo confort acústico y térmico al usuario. Además de los aspectos más técnicos, las habitaciones gozan de un tratamiento de uso no muy habitual. No son el resultado de una propuesta clásica de dormitorio, baño y pasillo sino que el ordenador también formará parte del mobiliario: “Es un espacio en el que se puede dormir, trabajar, jugar, escribir y recibir a los amigos”, afirman desde el despacho.

El hotel ha sido merecedor de uno de los cuatro premios Re Think Hotel que otorga la consultoría Grupo Hábitat Futura con apoyo del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital.

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