Alimentación y bebidas

Sonsierra Tempranillo 2016, el blanco más genuino de Sonsierra

Sonsierra Tempranillo Blanco 2106 aporta innovación a la gama de productos de Bodega Sonsierra y también confirma la apuesta de la bodega por la elaboración de un monovarietal blanco de una variedad tan genuina y poco frecuente en Rioja, la tempranillo blanco.

«Es un vino de enorme potencial, con el que intentamos llegar a todos los paladares, hasta los consumidores más alejados del vino, a los que seguro cautivará por su fragante nariz con aromas de frutas frescas y su espléndida boca llena de cuerpo, untuosidad y chispeante acidez», comenta el enólogo de Bodegas Sonsierra, Rafa Usoz.

De color amarillo pálido con reflejos dorados, es muy expresivo en nariz, siendo intenso y complejo. Destacan los aromas frescos a manzana y piña combinados con toques cítricos sobre un fondo de matices florales. Su boca está llena de volumen y frescura, con una retronasal plena de sensaciones frutales que invitan a beber y disfrutar.

Sonsierra Tempranillo Blanco es un vino informal, ideal para consumir por copas con todo tipo de tapas. También es una buena elección para disfrutar con arroces, ensaladas, cremas frías, ahumados, además de pescados y mariscos.

Sonsierra Temparanillo Blanco 2016 se elabora con uvas procedentes de capas plantadas en 2011, siempre en parcelas por encima de los 500 m de altitud, en las faldas de la Sierra del Toloño. La elección de estas parcelas, parajes de la Sonsierra riojana de suelos arcillocalcáreos y orientación sur, no es casual. Se trata del hábitat ideal para la tempranillo blanco, de maduración precoz que se expresa mejor en zonas frescas y donde la orientación sur favorece un desarrollo vegetativo óptimo y una maduración uniforme. Con el objetivo de mejorar esta segunda elaboración y acumulando la experiencia de la anterior añada, la dirección técnica de Bodegas Sonsierra decidió abrir dos semanas antes la zona de entrada de uva y elaboración de la bodega: el 20 de septiembre de 2016. De esta manera, consiguió vendimiar el tempranillo blanco en su momento óptimo de madurez. También decidió mantener el vino en contacto con sus lías finas durante cuatro meses, para dotarlo de un mayor volumen y conservar toda su expresión varietal, consiguiendo así un perfecto equilibrio.

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