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Sandra Tarruella diseña el restaurante Al tun tún de Valencia

Foto: Mertixell Arjalaguer

Foto: Mertixell Arjalaguer

Al tun tún es la nueva apuesta de restauración del empresario Valentín Sánchez ( Valen & Cia ), ubicado en un edificio de los años 30 en el centro de Valencia. Para su diseño se ha confiado en Sandra Tarruella Interioristas.

El restaurante, en el chaflán de la plaza América con la calle Sorní, está abierto al público a través de grandes ventanales y carpinterías de color verde carruaje. Estas, juntamente con los toldos verdes exteriores, remarcan los huecos de fachada recordando a los locales de las capitales europeas del siglo pasado.

Como punto de partida se inspiraron en los bistrots franceses del siglo XIX, establecimientos populares donde se servía gran variedad de platos hechos con alimentos frescos y saludables, aunque en este proyecto se ha revisado la estética desde una perspectiva más contemporánea y desenfadada.

El restaurante, un antiguo garaje, es un local diáfano de gran altura con un pequeño altillo abierto al doble espacio. Bajo el altillo, y como elemento central y protagonista, se encuentra la cocina, visible por todas las mesas que se disponen alrededor.

La barra, unión entre cocina y comedor, se ha diseñado más baja para facilitar la conexión entre los espacios. Así, los clientes, sentados en cómodos taburetes, pueden participar de la elaboración de los platos y la actividad de los cocineros en torno a la isla de mármol blanco.

El sobre de la barra es de piedra negra y el frontal está forrado con las persianas antiguas existentes como recuerdo del local anterior, juntamente con la escalera de madera desgastada que sube al altillo, que también se aprovecha.

Las referencias estéticas de los bistrots se muestran en el local con materiales nobles y naturales, como el suelo de madera de roble rústico que sube por las paredes de gran altura, aportando confort y calidez. También con el uso del blanco y el negro, que da juego de claros y oscuros en el mobiliario con una estética elegante y clásica que recuerda a estos locales. Se combinan distintos tipos de sillas de madera tapizadas en blanco y negro con mesas de madera de mongoy y mármoles blancos, negros y grises. Pequeñas pinceladas de latón en los cantos de las mesas de piedra aportan sofisticación.

Como contraste al equilibrio y sobriedad del espacio y como elemento clave y diferenciador del proyecto, se ha diseñado una instalación de 57 lámparas de vidrio pintado, suspendidas del techo a modo de tramoya. Estas típicas bolas de vidrio antiguas, en distintas dimensiones, se han pintado parcialmente para focalizar la luz. Los cables negros que recorren el techo hasta llegar a las lámpras también bajan tensados verticalmente a modo de filtro visual, en el frente del altillo. Estos cables recorren los techos como un enjambre desordenado y caótico. La intención de esta instalación desenfadada y vital da nombre al restaurante “al tun tún”, mostrando también la personalidad de su propietario. Esta escultura de luz es el reclamo del local ya que se consigue potenciar la altura del local y la visual desde el exterior, llamando la atención de los transeúntes.