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El 90% de los hoteles de Baleares malgastan buena parte de la energía

Baleares es sinónimo de turismo. Playas paradisíacas, restaurantes reconocidos internacionalmente, discotecas, embarcaciones… Las islas atraen a millones de turistas cada año –en 2016 alcanzaron los 13 millones, según el INE–, si bien a día de hoy su parque hotelero no está a la altura de su nivel turístico en cuanto a eficiencia energética se refiere. De hecho, más del 90% de su parque hotelero malgasta buena parte de su energía, según las estimaciones de Danosa, especialista en soluciones integrales para la construcción sostenible que abarca desde el aislamiento térmico y acústico hasta la impermeabilización.

En concreto, en 2005 había en las islas un total de 704 hoteles, una cifra que apenas ha crecido en 24 hoteles en 10 años, hasta alcanzar los 728 establecimientos en 2015. Teniendo en cuenta que el Código Técnico de Edificación (CTE) –la normativa básica de construcción en España- que incluye las nuevas especificaciones energéticas entró en vigor en 2013, los hoteles baleares están muy por detrás de estas novedades que rigen una construcción más acorde con parámetros sostenibles. Es más, ni siquiera están acogidos a la actualización del CTE de 2006, lo que supone que la mayoría se construyó bajo unas especificaciones técnicas menos sostenibles que las actuales.

Con motivo de la jornada Claves en el Diseño Hotelero “Nueva Construcción y Reforma”, que organizan el grupo Evetson y la revista Promateriales hoy en Mallorca, Danosa quiere poner encima de la mesa el debate sobre como este déficit de protección térmica puede acabar restando competitividad a la industria hotelera balear, que fue pionera en España y que es cuna de los más grandes grupos hoteleros del país.

Unas carencias que pueden revertirse gracias al aislamiento térmico, pues los hoteles podrían reducir hasta la mitad sus necesidades de energía gracias a acciones como renovar la parte ciega de las fachadas, sustituir la parte acristalada o controlar las filtraciones de aire, según Danosa. Es más, si acometieran una rehabilitación térmica completa para abrigar el hotel con una envolvente adecuada estos ahorros podrían ser del 90%, tal y como afirma la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) de origen alemán.

El objetivo es que los edificios, independientemente de su tipo, sean en sí mismos poco demandantes de energía, y un paso fundamental para lograrlo es protegiendo la fachada y las cubiertas, pues el 40% de las pérdidas energéticas se producen por la envolvente térmica. Por ello, Danosa recomienda a los hoteles que no se centren únicamente en la parte estética cuando hagan una obra de rehabilitación, sino que piensen en la energía que dejarían de derrochar si llevaran a cabo una rehabilitación completa de su fachada y cubiertas para abrigar su envolvente y, a la vez, a sus huéspedes.

Confort integral y respeto al entorno
Pero en el confort también influyen otras variables, como las humedades y goteras, uno de los principales problemas en las zonas de costa, como Baleares, ya que enfrían las habitaciones y estancias y empeoran la sensación térmica. Las zonas susceptibles de sufrir humedades –cubiertas, jardines, cocinas, fosos de ascensores, sótanos o fachadas expuestas– deben estar debidamente impermeabilizadas para que no se produzca una sensación de frío que provoque un mayor derroche energético para paliar la falta de calor, pues a cada grado que se sube el termostato, el consumo de energía aumenta un 7%.

Otro de los aspectos principales para garantizar el confort de los clientes es el ruido. Paradójicamente, a día de hoy los hoteles están incluso peor insonorizados que las viviendas, lo que afecta al descanso y la tranquilidad de los viajeros y, a la postre, al confort integral. Teniendo en cuenta, además, que los hoteles apuestan hoy en día por sacar el mayor rendimiento a sus localizaciones con múltiples usos –alojamiento, congresos, restaurantes, salas de ocio, piscinas y spas, discotecas, etc.– es imprescindible que todas las estancias y espacios estén insonorizados según sus características y actividades para no afectar el objetivo primigenio de los clientes: el descanso. Igualmente, el exceso de ruido genera contaminación acústica, que es una de los principales quejas de los huéspedes.

Por último, no hay que olvidar la sostenibilidad dentro de ese pack de confort que demandan los viajeros. El compromiso con el entorno que está asumiendo la industria hotelera atrae cada vez a más huéspedes, ya que generan un beneficio en la sociedad en la que se integran que va más allá de lo económico. El concepto healthy –sano– se ha extendido al sector de la construcción y la arquitectura porque a través de ella es posible, por ejemplo, reducir hasta en un 50% las emisiones de CO2 a la atmósfera a través de un adecuado aislamiento térmico.

Por ello, y teniendo en cuenta que la afluencia de viajeros a las Islas Baleares cada vez es mayor, Danosa recomienda a los hoteles que den una nueva vida a los áticos y cubiertas convirtiéndolos en zonas lúdicas, jardines y huertos urbanos se reduce la factura energética hasta en un 30% porque se produce el llamado ‘efecto toldo’. Además, la vegetación renueva el aire del entorno y absorbe las ondas sonoras, lo que también reduce la contaminación acústica.

Para el jefe del departamento técnico de Danosa, José Manuel Rojas, “es imprescindible que los hoteles de Baleares, que son el buque insignia del sector, estén a la vanguardia constructiva y arquitectónica, tanto en España como fuera, ya que estos grandes grupos tienen su actividad diversificada en múltiples países. Si de verdad quieren dejar la Marca España en lo más alto, la sostenibilidad y la eficiencia debe estar en su ecuación para que la calidad de la estancia sea excelente y el cliente siempre quiera regresar”.

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